Hoy en día, el mercado nos ofrece una multiplicidad de opciones en lo que respecta a qué aberturas poner en casa. Desde las clásicas de madera (rústicas o de estilo elegante, las hay de todos los estilos) pasando por las de PVC, y las aberturas de aluminio. Si la decisión es meramente estética, la elección dependerá seguramente del estilo de la casa... Pero hay muchos factores, que tienen que ver con la funcionalidad, el mantenimiento y la limpieza, que bien vale tener en cuenta.
Al elegir debemos recordar que las ventanas que elijamos nos acompañarán por un largo tiempo, y por ello preguntarnos: ¿qué tipo de aberturas quiero para mi casa?
Sin duda, cada material tiene sus características y sus ventajas. Las ventanas de aluminio, por ejemplo, tienen la enorme ventaja que son inmunes a las bacterias y al moho: no se pudren ni se forman hongos en su superficie. Para su mantenimiento, basta simplemente con lavarlas. No es necesario impermeabilizarlas, dado que el aire forma sobre su superficie una película de óxido impermeable y transparente, y la misma las protege.
Otra gran ventaja es su precio: el aluminio es un material comparativamente más económico que otros y ello incide en el valor de las aberturas.
En lo que respecta a lo estético, la madera es tradicionalmente el material más elegido. Sin embargo, tiene la enorme desventaja de ser muy vulnerable al paso del tiempo y a los factores climáticos. Se degrada fácilmente, se deforma y se arruina por completo si no recibe regularmente barniz o un tratamiento de protección micro-poroso.
Una gran ventaja del aluminio frente a otros materiales es que es más ecológico que otros: puede ser reciclado y por ello reutilizado en nuevos productos. El aluminio puede ser completamente reutilizado para producir nuevos objetos, indefinidamente.
Estéticas, funcionales, duraderas y además reciclables, las ventanas de aluminio son, comparativamente, una opción sumamente atractiva a la hora de optar por las aberturas para nuestra casa.
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